Láser
LASER (amplificación de luz por emisión estimulada de radiación). En dermatología es una herramienta para el tratamiento de ciertas enfermedades.
Es una fuente de luz en la que la energía radiante son fotones y ondas con capacidad de producir ciertos efectos biológicos. Existen varios tipos de láser de aplicación en dermatología y cada uno con una indicación específica.
Se puede utilizar para tratamiento de lesiones pigmentadas (manchas), lesiones vasculares, cirugía dermatológica, depilación, fotoenvejecimiento.
Crioesclerosis líquida
La crioesclerosis líquida es un tratamiento destinado a la eliminación gradual de las microvarices y pequeños capilares de las extremidades inferiores.
Electrocoagulación
Técnica para el tratamiento de lesiones en la piel que ofrece excelentes resultados.
Procedimiento que usa el calor de la corriente eléctrica para destruir tejido anormal, como los de un tumor u otra lesión. También se puede usar para controlar el sangrado durante una operación quirúrgica o después de una lesión.
La corriente eléctrica pasa por un electrodo que se coloca sobre el tejido o alrededor de este. La punta del electrodo se calienta mediante la corriente eléctrica para quemar o destruir el tejido. La electrocoagulación es un tipo de electrocirugía. También se llama electrocauterización, electrofulguración, y fulguración.
Dermatologia
La dermatología es la especialidad médica encargada del estudio de la estructura y función de la piel, así como de las enfermedades que la afectan, su diagnóstico, prevención y tratamiento.
Dermatologia pediátrica
La dermatología pediátrica ofrece una atención especializada para lactantes y niños dentro de un conjunto de afecciones dermatológicas infantiles.
Crioterapia
La crioterapia consigue una serie de reacciones químicas dentro de nuestro organismo que favorecen la alimentación celular, así como un aumento y una mejora de la circulación sanguínea
Esta modalidad de tratamiento funciona aplicando baja temperatura (crio = frío) en la superficie de la piel o mucosas de forma que provocará una quemadura superficial y controlada para la destrucción de un tejido que su especialista precise destruir.
Es por ejemplo habitualmente utilizado en verrugas víricas.
Terapia fotodinámica
La terapia fotodinámica es un procedimiento terapéutico que se utiliza en medicina, principalmente en dermatología, para el tratamiento de varias enfermedades de la piel, sobre todo cáncer de piel (carcinoma basocelular y carcinoma espinocelular), también en la enfermedad de Bowen, acné, rosácea, liquen y para tratamientos estéticos de fotorejuvenecimiento.
Mediante una luz, se puede conseguir eliminar determinadas células con displasia (células con cierto grado de atipia o malignidad) que se manifiestan en forma de queratosis solares o zonas dañadas por el sol.
Al paciente suele colocarsele antes una crema en la zona a tratar (por ejemplo: cara o cabeza) y pasados unos minutos se le expone a la luz de la lámpara de tratamiento.
Es una técnica muy útil para tratar zonas extensas y eliminar el daño solar y otras formas de malignidad cutánea.
Melasma
Se trata de una pigmentación azulada o marronácea de la piel y predomina en cara aunque podemos encontrarla en otras zonas de la cara e incluso en los antebrazos.
Suele dar picazón en algunos casos. Estos parches se suelen ir desarrollando gradualmente. No existen otros síntomas más que los estéticos.
Fotoprotección sistémica
La Fotoprotección sistémica es aquella que va más allá de la piel y actúa a nivel general en el interior de nuestro organismo. Se trata de un grupo de inmunofotoprotectores que se administran por vía oral. La principal ventaja es que al ser sistémicos su protección es global y actúan sobre toda la superfície cutánea
Los fotoprotectores sistémicos o orales son sustancias inmunofotoprotectoras administradas vía oral (cápsulas, comprimidos, solución), en su mayoría antioxidantes, se encargan de eliminar los radicales libres que se generan en nuestra piel a causa de muchos factores, entre ellos, la radiación solar.
Uno de los aspectos fundamentales que hay que destacar es que al ser sistémicos su protección es global, o sea, actúan en toda nuestra piel. Entre éstos encontramos:
Betacarotenos: se suelen adminsitrar para las intolerancias solares o como preventivo en personas con piel blanca.
Comercialmente, pueden llevar a la confusión ya que muchas personas piensan que se usan para ponerse moreno o ir adquiriendo color antes de la exposición solar.
En realidad, preparan al organismo para una exposición solar y se producirá un aumento de pigmentos para que disminuya la aparición rápida del eritema, aunque hay que tener en cuenta que éstos no son preventivos del cáncer de piel.
– Vitaminas C y E
– Polifenoles del té verde
– Polypodium leucotomos
El más utilizado es el ácido ascórbico o vitamina C , que además estimula la síntesis de colágeno con lo que la reparación de tejido dañado es aún más rápida.
También la vitamina E o alfa-tocoferol protege frente al UVB y suele combinarse con la vitamina C para una mayor eficacia. Como otras sustancias, tenemos los carotenoides ( la luteína es un ejemplo), flavonoides (se utilizan de la silimarina y del trébol rojo), Omega-3 (los ácidos grasos como el linoléico y linolénico proporcionan efecto antiimflamatorio y antioxidante además de fotoprotector) y Polifenoles del té verde (reducen eritema y la inflamación cuando hay quemadura solar).
Estudios de tipo de piel
Los estudios de tipo de piel se consideran imprescindibles en la dermatología ya que cada persona requiere un tratamiento personalizado según sean sus características cutáneas.
El tipo de piel de cada persona está determinado genéticamente, y conocer el tipo de piel de cada individuo es necesario para elegir el tratamiento apropiado para cada tipo de piel, y así mejorar su aspecto y retrasar el proceso de envejecimiento.
A partir del estudio clínico de cada paciente, se obtiene información sobre el nivel de hidratación, elasticidad, grosor y secreción sebácea de su piel.
La clasificación de las pieles contempla cuatro tipos básicos: piel seca, que presenta una pérdida de agua mayor y está más desprotegida ante posibles riesgos; piel grasa, en la que la secreción sebácea es muy alta; piel sensible, la que reacciona ante muchos estímulos que no provocan reacción en las pieles normales; y piel normal, caracterizada por un equilibrio ideal entre los niveles de agua y sebo.